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Microbioma

En nuestro cuerpo hay millones de microbios conocidos, en su conjunto, como microbioma o microbiota, y que suponen aproximadamente 1,5 kg de nuestro peso.

Imatge de Microbioma

Gran parte de los microbios que habitan nuestro cuerpo son beneficiosos y contribuyen al desarrollo de funciones tales como la digestión de nutrientes y la regulación del sistema inmunitario

En nuestro cuerpo existen millones de microbios que se conocen, en su conjunto, como microbioma o microbiota, y que suponen aproximadamente 1'5 kg de nuestro peso. Gran parte de estas bacterias son beneficiosas para la salud y contribuyen al desarrollo de funciones tan importantes como la digestión de nutrientes, la síntesis de vitaminas y aminoácidos esenciales, y la regulación del sistema inmunitario y el metabolismo humano.

 

El microbioma, en la salud y la enfermedad

Ante una patología, el patrón de bacterias, hongos y virus que conforman nuestro microbioma puede verse alterado. Esta variación puede influir en el transcurso de las enfermedades y por eso la comunidad científica lleva años buscando cuál es la relación entre el microbioma, la salud y la enfermedad, así como el posible potencial de estos microorganismos para prevenir o tratar patologías. Para conseguir este segundo objetivo será necesario entender cuál es la composición 'ideal' de microbios y diseñar estrategias que permitan modificarla 'a la carta'. De esta forma, IrsiCaixa estudia su relación con las infecciones –con especial énfasis en el VIH–, el cáncer o el Alzheimer, entre otras patologías. El programa científico de IrsiCaixa incluye el estudio del uso del microbioma para mejorar la respuesta a vacunas, prevenir el envejecimiento asociado a infecciones o paliar el deterioro cognitivo en enfermedades como el Alzheimer o el Síndrome de Down.

 

Fortalecer la respuesta inmunitaria

Las bacterias que forman el microbioma tienen funciones muy diversas y, muchas de ellas, están relacionadas con la regulación del sistema inmunitario, encargado de luchar contra las enfermedades o responder a las vacunas, entre otras. De hecho, la mayoría de estas bacterias se encuentran en el intestino, donde también se encuentran el 90 % de linfocitos T CD4, que son las células del sistema inmunitario a las que ataca el VIH. Gracias a esta «convivencia» microbios-linfocitos, el microbioma intestinal interacciona con el sistema inmunitario y puede contribuir a su desarrollo y regulación. Por este motivo, IrsiCaixa investiga cómo el microbioma puede alterar la recuperación de la inmunidad de las personas infectadas por el VIH y otros agentes infecciosos. Entre otros, estudiamos cómo el microbioma puede ayudar a reforzar la respuesta provocada por una vacuna terapéutica o preventiva contra el VIH y, por tanto, ser parte de la estrategia de cuidado funcional y/o erradicación de esta enfermedad.

 

Envejecimiento con calidad de vida

La investigación sobre el microbioma puede ampliarse a otros campos, como el del envejecimiento. En el caso del VIH, por ejemplo, cuando el virus entra en el cuerpo, en pocas semanas daña el sistema inmunitario del intestino, que es quien se encarga de mantener el equilibrio entre los microbios buenos y malos del intestino. Esta pérdida de equilibrio puede causar inflamación, endurecimiento de las arterias, osteoporosis y otros síntomas que caracterizan al envejecimiento. Así, el VIH/sida se convierte en un modelo acelerado de envejecimiento y, si investigamos sobre este virus, podemos estudiar estrategias para envejecer con una mejor calidad de vida.

Grupos de investigación
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